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Valle Inquietante. Nuestro miedo a los robots

Vivimos rodeados de tecnología, y cada cierto tiempo se van descubriendo más campos de
aplicación de tecnologías revolucionarias como Machine Learning, Big Data, Deep Learning, Blockchain, Internet de las cosas, Inteligencia Artificial, entre otras.
Al implementar estas tecnologías en los robots, hay una gran cantidad de funciones que estos realizan en las industrias hoy en día. Desde servir bebidas en cruceros, realizar procedimientos quirúrgicos con precisión e incluso clasificar productos y elegir cuáles están o no; a base del Deep Learning, un robot también tiene la capacidad de tomar una decisión y así poder agilizar el proceso y aumentar la producción del producto.
En la actualidad, la inteligencia artificial es una de las tecnologías más populares porque consiste en un conjunto de programas con la habilidad de aprender y mejorar a través de la experiencia como los seres humanos. Y justamente, esa capacidad de aprender y realizar acciones sin necesidad de programarlas es lo que asusta a muchas personas, debido a lo que puede pasar si ocurre una pérdida del control sobre estas máquinas, en especial, si se trata de robots.
La biorobótica, por ejemplo, se enfoca en desarrollar robots en base a nuestros cinco sentidos, en especial, el sentido del tacto. Recientemente, en el Instituto Tecnológico de California se desarrolló una piel artificial compuesta de hidrogel y sensores, permitiendo que los robots cuenten con un parecido sentido del tacto. ²
Todas estas mejoras e implementaciones a los robots nos ayudan a lograr mejoras en distintas áreas como la medicina y la agricultura. Pero cuando asimilamos que las habilidades de los robots son cada vez más complejas y que tienen la capacidad de pensar y realizar acciones de una manera muy similar a nosotros nos empezamos asustar.
Y no es tan solo las acciones que realizan los robots, sino su apariencia física. Existen diferentes tipos de robots, y entre estos se encuentran los humanoides, los cuales son robots con un físico semejante a los humanos, es decir, antropomórficos. La mayoría de los robots humanoides no pueden realizar actividades físicas complejas como correr o saltar, se muestran de forma torpe. Varios no cuentan con todas las
extremidades del cuerpo humano, limitando su semejanza a nosotros. En algunos casos, tienen características físicas no realistas, como ojos y boca demasiado grandes, llegando a parecer una caricatura.

Y es esto lo que nos genera miedo o incertidumbre, el estar junto a robots que se parecen a nosotros y que poseen la capacidad de entender y accionar mediante la inteligencia artificial, pero que se muestran como humanos “defectuosos”.


¿A qué se debe este miedo?

La explicación neurocientífica que se tiene sobre el temor a los robots humanoides se encuentra en la amígdala, debido a que juega un importante papel en el procesamiento del miedo. Al estar expuestos a una amenaza, esta información se envía a la amígdala, y esta procede a enviar señales a áreas del cerebro como el hipotálamo para generar una respuesta de “lucha o huida” ante aquel estímulo que nos provoca temor. ³
La información procedente de posibles amenazas puede llegar a la amígdala antes de que la corteza cerebral la procese conscientemente, por lo cual, muchas veces, sabemos que tenemos miedo, pero no el porqué.


Entonces, ¿por qué nos generan temor los robots humanoides?

La Teoría del Valle Inquietante es una teoría que ayuda a resolver esta duda. Se trata de una curva en donde se muestra la reacción de las personas ante la presencia de una figura con una apariencia similar a
la humana. Esta curva se muestra en forma de un valle, como lo dice su nombre, siendo el punto más bajo, el efecto del Valle Inquietante, produciéndonos miedo.
Se puede observar que el efecto es aún mayor cuando el objeto se encuentra en movimiento. Entre menos familiaridad y más parecido humano, se genera un sentimiento de temor.


Creada por Masahiro Mori, especialista en robótica, propone que los robots humanoides nos hacen sentir incómodos ya que activan “las mismas alarmas psicológicas asociadas con un ser humano muerto o enfermo”.
Es decir, al ver estos robots simular un comportamiento humano no perfecto (ya sea caminar, saltar, reír), el cerebro lo asocia con un ser humano muerto o enfermo, pudiendo incomodar e incluso inducir repulsión, lo que lleva al rechazo. ¹ ⁶
Sin embargo, si no se logra diferenciar el robot con un humano, esta incomodidad se invierte permitiendo relajación y confianza, ya que no se muestra como una amenaza.
Analizando esto, si llegamos a un punto en el cual conviviéramos tanto seres humanos como robots humanoides donde no podríamos reconocer quién es verdaderamente un ser humano, no habría pánico, ni temor respecto a los robots humanoides. Esto se debe a que, al no notar nuestras diferencias, simplemente pensaríamos que somos de la misma especie.


Por lo tanto, pienso que habría mucha más empatía y amabilidad hacia esos robots, dejando
atrás el temor ante la posible extinción de nuestra especie, al igual que los robots temiendo de la suya.
Sin embargo, no significa que también se deje atrás la posibilidad de la extinción de los seres humanos ante esta situación. Si los robots humanoides se reproducen a gran escala y consumen más bienes, dejarían al ser humano con menos espacio para aumentar su población, con carencia de bienes, problemas sociales (vivienda, atención sanitaria, educación, entre otros). Por consiguiente, podríamos enfrentarnos a una extinción de nuestra especie como consecuencia de no poder distinguir entre robots humanoides y seres humanos.
Retomando el temor que nos generan los robots humanoides, un estudio conducido por Astrid Rosenthal-von der Pütten muestra que la corteza prefrontal ventromedial regula la simpatía hacia los robots como una función no lineal de nuestra semejanza, con baja simpatía selectiva para los robots muy parecidos a los humanos. ⁸
Cuando percibimos que existe una diferencia entre los robots humanoides y los humanos, es decir, que somos especies distintas, la simpatía del humano disminuye, causando temor, desagrado e inquietud. Todo esto se puede deber a que los vemos como un posible sustituto a la especie humana.
Se han realizado múltiples investigaciones sobre esta teoría, y se ha encontrado que:

Los robots bípedos se asocian con una mayor amenaza que otros robots. ⁷

Cuando el realismo en los ojos, las pestañas y la boca es bajo, el efecto se da más fuerte. ⁴

Interactuar con robots a menudo incrementa la posibilidad de aceptación ⁵ ¹⁰, por lo que
se puede suponer que el comportamiento del robot tiene un mayor impacto que la apariencia.

No hay un diseño de robot que se adapte, o asuste, a todos los usuarios. ⁹


Un ejemplo de este efecto en el área cinematográfica es “Alita: Battle Angel”. El personaje
principal de esta película es una adolescente cíborg llamada Alita, la cual tiene un físico
muy similar al de un humano, excepto por sus grandes ojos estilo manga. Esto es un factor
importante en el efecto del Valle Inquietante que se puede llegar a desarrollar en el público,
ya que el realismo en los ojos es bajo, contribuyendo más al efecto.


En la misma película, dentro de la historia, hay humanos que interactúan con Alita. Al principio se ven sorprendidos por su físico y habilidades no humanas, pero al pasar más tiempo con ella
muestran más empatía y aceptación.
En mi opinión, la incomodidad que nos generan los robots humanoides puede verse relacionada a que el cerebro los percibe como una posible amenaza a nuestra especie. Al observar una nueva especie que aprende rápidamente, que su apariencia física es muy parecida, y que tiene el potencial de estar al nivel del ser humano, o incluso superarlo, en cuanto a habilidades, nos sentimos amenazados, debido a nuestro sentido de supervivencia proveniente de nuestros ancestros. Es por esto que la comprensión de la teoría del Valle Inquietante es esencial para la relación entre los humanos y los robots, y un futuro de coexistencia entre ambos en paz.
Si se siguen fabricando robots humanoides se perfeccionaría al robot para parecerse al ser humano, lo cual podría conllevar al fin de nuestra especie. Por tanto, ante las teorías e investigaciones analizadas, mi recomendación a aquellos en el campo de la robótica es fortalecer el diseño de los robots no antropomórficos. Y a los profesionales de la psicología, analizar periódicamente el impacto que tienen las nuevas tecnologías en la salud física, mental y emocional de las personas.

Referencias

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  • ingenieria.biomedica. (2017, February 7). Crean una piel artificial que puede sentir cambios
    de temperatura. Ingeniería Biomédica. https://www.ingbiomedica.com/blog/pielartificial-
    temperatura/#:~:text=Ahora%2C%20un%20equipo%20de%20investigadores
  • López, M., Iñaki, D., Valdovinos de Yahya, A., & Méndez-Díaz, M. (2009). Psicología
    Iberoamericana. https://www.redalyc.org/pdf/1339/133912609008.pdf
  • MacDorman, K. F., & Chattopadhyay, D. (2016). Reducing consistency in human
    realism increases the uncanny valley effect; increasing category uncertainty does not.
    Cognition, 146, 190–205. https://doi.org/10.1016/j.cognition.2015.09.019
  • Mirnig, N., Strasser, E., Weiss, A., & Tscheligi, M. (2012). Studies in Public Places as a
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    (pp. 209-218). Springer Berlin Heidelberg.
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    IEEE Robotics & Automation Magazine, 19(2), 98–100. https://doi.org/10.1109/
    mra.2012.2192811
  • Rosenthal-von der Pütten, A. M., & Krämer, N. C. (2014). How design characteristics of
    robots determine evaluation and uncanny valley related responses. Computers in
    Human Behavior, 36, 422–439. https://doi.org/10.1016/j.chb.2014.03.066
  • Rosenthal-von der Pütten, A. M., Krämer, N. C., Maderwald, S., Brand, M., &
    Grabenhorst, F. (2019). Neural Mechanisms for Accepting and Rejecting Artificial Social
    Partners in the Uncanny Valley. The Journal of Neuroscience, 39(33), 6555–6570.
    https://doi.org/10.1523/jneurosci.2956-18.2019
  • Rosenthal-von der Pütten, A. M., & Weiss, A. (2015). The uncanny valley phenomenon:
    Does it affect all of us? Interaction Studies, 16, 206–214. https://doi.org/10.1075/
    is.16.2.07ros
  • Weiss, A.: Validation of an Evaluation Framework for Human-Robot Interaction. The
    Impact of Usability, Social Acceptance, User Experience, and Societal Impact on
    Collaboration with Humanoid Robots. PhD thesis, University Salzburg (2010).

Sobre la autora

Astrid Rivera
Estudiante de Psicología-Universidad Santa María La Antigua-Panamá
Contacto: e-mail: mewaacr30@gmail.com

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