Desde hace un largo tiempo somos testigos de la transformación digital de la sociedad a partir del desarrollo continuo de las nuevas tecnologías. En el ámbito de la salud en sentido amplio, y en el de la salud mental en particular, esta transformación digital hace referencia a un proceso continuo, complejo y multidimensional, que implica a varios actores intervinientes: sociedad, tecnología, gobernanza (legislación) y a los usuarios. Por esto, impacta la esencia misma de lo que somos y de lo que hacemos.
El incremento de personas conectadas por medio de internet nos muestra el impacto de la tecnología en nuestra vida diaria, en la manera de comunicarnos y en el modo de estar presentes, por tanto, también se ha modificado la forma en la que se prestan servicios de salud mental.
A partir de la pandemia por COVID-19 y las medidas de aislamiento y distanciamiento social, se ha acelerado la inclusión de tecnologías en las intervenciones clínicas como así también ha aumentado en la sociedad la tendencia a la demanda de tratamientos psicológicos en línea. Por ello, resulta imprescindible observar, reflexionar e interrogar sobre algunos aspectos claves, por ejemplo, las aptitudes y competencias digitales en los usuarios de tecnologías.
Así, la competencia digital se define como el uso crítico y seguro de las Tecnologías de la Información para el trabajo, el ocio y la comunicación. Supone un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y estrategias que se requieren para el uso de los medios digitales y de las tecnologías de información y comunicación.
En relación a la Salud Mental Digital además, supone contar con los conocimientos imprescindibles y las habilidades necesarias que le permitan a los profesionales que utilizan esta modalidad, poder llevar a cabo procesos terapéuticos que aporten beneficios y que no impacten de manera negativa en el bienestar emocional de los usuarios.
A los fines de un relevamiento general en la temática, desde Salud Mental Digital les compartimos la siguiente encuesta: